“Responsabilidad” es una palabra que genera un cierto sentimiento de peso, de carga sobre nuestros hombros. Sentimos que “nos acaba de caer algo, vaya, hombre”.
Esto tiende a inmovilizar, e incluso a pensar a continuación
“¿cómo hacemos para quitarnos esto (esta responsabilidad) de en medio?”
El concepto que yo prefiero es uno que escuché a Stephen Covey:
respons-habilidad, esto es, habilidad para elegir la respuesta que queremos ante la situación en la que nos encontramos.
Es normal que ante una situación difícil o incómoda para nosotros, busquemos al principio cómo hemos llegado a ella y un responsable o culpable externo:
- Como posibles orígenes de nuestra situación pueden aparecer el gobierno, los políticos de turno, la economía, el sistema mundial, etc.
Normalmente, todos ellos fuera de nuestra zona de control. - Cuando nos concentramos en un origen externo, ocurre que también buscamos-deseamos soluciones externas: el siguiente partido político, un cambio de ciclo económico o un tipo cachas en calzones rojos cuyas células le permiten volar (amén de super-fuerza, super-visión, super-resistencia a los golpes y no se cuántas virtudes más).
Suena simpático, pero parece que dedicamos más confianza a que la situación cambie gracias a quedarnos quietos o a que aparezca un salvador de éstos, que a asumir que parte de la solución debe venir de nosotros y que conviene actuar (o al menos probar un poco
:-D)
Sin embargo, una vez pasada esa fase inicial, y si queremos realmente influir en el curso de la situación, conviene pasar a la interpretación de Covey: “habilidad para elegir la respuesta”.
El futuro depende de nosotros y de nuestras acciones;
si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo, ten iniciativas distintas.
Seguramente hay factores externos, incontrolables o difíciles de hacerlo por nosotros, que han originado esta situación.
Pero si delegamos la responsabilidad en ellos, nos ponemos mucho menos en marcha, y por tanto no habrá muchos cambios (o ninguno).
De forma que, por nuestro propio interés, conviene asumir la “respons-habilidad” de la situación y actuar. Y como es verdad que hay factores externos que colaboran, podemos actuar en dos sentidos:
- local, personal o familiar, a corto plazo. Es nuestra zona de confort, cercana, donde podemos generar cambios reales y más visibles a corto plazo. Es la más recomendable para sentir que nuestro esfuerzo a tenido algún fruto.
- global, social, a medio plazo. No vemos efectos rápidos, pero son las actuaciones que más sentido tienen en el tiempo, cuando la sociedad va cambiando poco a poco su curso.
Una forma de conseguir esto es implicarse en una asociación o iniciativa nacional o internacional; todo tiene consecuencias.
Otra forma puede ser eligiendo nuevos proveedores para nuestros suministros, más éticos, con decisiones más horizontales. Grupos de consumo, electricidad renovable (SomEnergia, Goiener, econActiva, …), telefonía (etiCom), productos más locales o ecológicos, agrupaciones de consumidores (Opcions, OCU, …) - Hay muchas opciones para mejorar tu economía personal, con implicaciones sociales; quejarse NO es una opción, más bien una justificación para no moverse: luego la situación no cambiará. Si quieres mejorar, haz o prueba cosas nuevas.
Hablando con SomEnergía, una comercializadora de energía renovable, me decían que sólo el 4% de su facturación iba realmente a renovable; el 96% restante iba al sistema de distribución manejado por las grandes eléctricas, por lo que en realidad desalentaba cambiar de compañía. De cada 100 eur que pago, sólo 4 eur van a renovables; ¡pues vaya!!!
Pero aún así, nos decían, si muchos clientes optaran por las renovables, un pequeño cambio de facturación haría que estuvieran mucho más en los medios de comunicación y obligaría a las grandes eléctricas a tener este mercado en cuenta.
Así que asume tu papel como instrumento de cambio y mejora en la situación en la que vives, y no hagamos caso del “es tan poco que no merece la pena”, o “la culpa es del gobierno o del otro, que sean ellos los que hagan algo para que mejore esto”.
Los pequeños esfuerzos generan grandes cambios, mira la naturaleza a tu alrededor.
Todo esfuerzo merece la pena, por las ondas que provoca.
En tu economía familiar, las primeras actuaciones sobre todo generan mucha información.
Así que ánimo y a ello.
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